viernes, 6 de noviembre de 2009

Francotirador

Seco mis ojos que están húmedos por ese deseo casi impostergable que de vez en cuando me apreta el pecho y no me deja respirar, casi siempre me pasa en la noche. Me deshago de las lágrimas que se secan en el puño de mi campera y a veces en el borde de mis sabanas. Ya no se si jugar a ser el idiota, al tonto, mientras todo se va pudriendo un poquito mas. Hoy camino y observo, mañana no se. “Perro que ladra no muerde”. Pero no puedo liberarme de esa inmunda sensación, simplemente no puedo, fracaso cada vez que lo intento, me aferro por miedo, por desazón. Y un poquito cobarde es la vida porque lo puedo ver. Tal vez todo termine, si no puedo caminar con el pecho lleno de agujeros, porque siempre hay “una bala perdida que te arranca la vida”. Hijo de puta

1 comentario:

  1. Muy de acuerdo...Aunque no se hable de nada específico, da lugar a interpretar varias cosas, entre ellas situaciones conocidas. Recordar aquellos momentos en que le peleamos a la noche y a las lágrimas inevitables que siempre terminamos derramando. Y nos damos cuenta que la mente de uno mismo es el arma más letal de todas... Los recuerdos... Y la nostalgia.

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