miércoles, 16 de febrero de 2011

un poco de Fantasia

Lo tuyo es magnífico, lo mío aberrante, y como mentalizar a este “yo” tan egoísta de que te necesito para no decir barbaridades, si la luna deja pedacitos de su inmensidad blanca en mi camino y yo que inmutado de reflejos en la piel, como un periscopio candente, caigo a sus pies benevolente, en un efecto tardío de su magia oscura, tan blanca como esa túnica que utiliza para esconder su fealdad. Y así llevar ese peso a cuestas y a costas de los demás, como un tipo pusilánime que inventa su razón de ser y evacua esos peligrosos instintos asesinos, naturales de su cabeza volada de la plenitud terrenal. Muerte bella decían, y sonreían con cara de negligencia, que no es la misma que traigo yo. Esos tipitos verdes con esas vocecitas agudas no se cansaban de sacudir el polvo asqueroso de esa habitación. Un oscuro sentimiento de culpa rondaba mi sangre en aquel oscuro lugar y por ese hueco que pocos conocen podía ver, aunque apenas, la inmensidad blanca, pedante y malcriada. De las cosas más lindas que eh visto sin duda, y justo a mí, en este momento y en este lugar. Ni siquiera las nubes la tapan. El piso áspero se mueve de tanto ruido ajeno a mí, llego esa nave suicida otra vez a mi puerta, espero esta vez para llevarme. Se bajo el príncipe azul y me dijo: vamos “sátrapa” llego la hora. Lo mío es mío, le dije

No hay comentarios:

Publicar un comentario