jueves, 15 de octubre de 2009

Un día común

Miro la pared y veo las agujas del reloj que se mueven demasiado lentas para mi gusto aunque el día pasó rápido, Otra vez tengo ese dolor en la vista que ya es un poco común, el paso por la facultad deja sus secuelas. Me doy cuenta que yo soy el que funciona lento a estas horas de la noche porque el tiempo siempre es constante, mas rápido. Siempre llego tarde a todos lados aunque mi reloj este adelantado unos cuantos minutos, pero no me alcanzan. Hay una mancha de mi droga preferida, la cafeína, en una hoja llena de formulas matemáticas y que de a poco va dejando borrosos los números. Una hormiga juega con un terrón de azúcar mientras la observo con admiración, y es que me llama la atención esa fuerza de voluntad a esta hora de la madrugada. Trato de mantenerme despierto pero no puedo, es más fuerte que yo, adopto unos libros gruesos de almohada, esos que cuestan leer y duermo como nunca, y disfruto el momento, porque es único, el mas feliz

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